La excusa son las mujeres

La excusa son las mujeres, pero no para hablar de la niñez o la moda, sino para ver qué dicen, qué escriben y qué piensan de lo que se dice, se escribe o se piensa de ellas. En definitiva, otro marzo complicado. Un marzo donde convergen homenajes y elogios y flores a mujeres notables. Perdón por disentir, pero hoy no quiero a las notables. Hoy me quedo con las locas, las raras, las feministas y sobre todo, con las cotidianas, las anónimas, si es que acaso una mujer que lucha por su dignidad puede pasar realmente inadvertida...
Las mujeres que se atrevieron a escribir SU historia no aparecieron en el mapa sino hasta encontrar la historia ya escrita. Y lo que vieron no les gustó. En ese mundo todavía vagaban inermes princesitas de cuentos infantiles esperando que él, siempre él, las fuera a rescatar; “niñitas ejemplo” de poesías extensas que hacen lo que les dicen y hablan sólo cuando se les pregunta; madres de todas las especies animales trabajando – perdón, realizando- tareas propias de las amas de casa, que no es un trabajo, es un deber; jovencitas ociosas, ambiciosas, envidiosas y odiosas enfrentadas a los antónimos perfectos que saben cómo triunfar en la vida (léase: casarse, tener familia y hacer de la abnegación y la fidelidad un culto); brujas malas, solteras y granulientas; adolescentes que sacrifican su vida por alguien que ni siquiera ha notado su presencia; humildes “bendecidas” con un casamiento; mujeres en el sentido más recortado de la palabra.
Si, la excusa son las mujeres, pero el fin es desencadenar las ideas de sociedad que construyen a partir de (y muchas veces, a pesar de) las ideas que las construyen a ellas.
Este encuentro usa como pretexto el 8 de marzo, pero vamos, que todos los días encontraría una razón para homenajear a las que luchan.
Por ellas, un brindis. ¡A su Salud!