Luz roja/Luz verde

La ecología, con sus vaivenes y con sus urgencias, aparece en nuestras vidas más a partir de un susto que de una precaución. Tal como no aprendimos con la medicina, preferimos curar cuerpos enfermos antes que prevenir su deterioro.
¿Qué es la ecología? ¿Tiene que ver con la basura que se tira en el piso? ¿Con el uso de productos biodegradables producidos al costo del exterminio del suelo, del aire y de los seres vivos? ¿Tiene que ver con plantar más árboles y talar menos? ¿Con utilizar energías renovables y desterrar el uso de armas nucleares?
Sin duda tiene que ver con todo eso. Pero es mucho más. La ecología es la vuelta al equilibrio de los sistemas naturales que, como especie que habita y altera esta Tierra, debemos conservar. Sea una obligación urgente para nuestra supervivencia, o una responsabilidad altruista para quien se piensa ajeno a este mundo, el volver la mirada a la investigación y las prácticas ecológicas implica adoptar una concepción del mundo que menos tiene que ver con los intercambios mercantilistas que con las relaciones sociales de producción; más alejado está del desarrollo tecnológico que de las políticas de uso y recupero de los recursos naturales.
La consigna se descubre con perspectivas al infinito:
“Ser humanos por combinación con nuestro mundo y no a costa de él.”
¿Quién puede ir en contra de este nuevo mandamiento?